A pesar de que todavía no se tiene completa la información del cuarto trimestre, podríamos intuir que el gasto de los hogares posiblemente logró expandirse algo más al cierre de 2023.
La actividad económica en México tuvo un sólido 2023. Parte de este buen dinamismo se derivó de un aumento constante en el consumo privado, el cual es el componente de más peso en la demanda agregada. Aunque todavía no tenemos toda la información disponible, parece que el gasto de los hogares logró mantener un desempeño favorable al cierre del año e, incluso, podría expandirse algo más al inicio de 2024.
Se estima que el producto interno bruto (PIB) en nuestro país pudo haber crecido un poco más de 3% en términos reales el año pasado. Ciertamente, la inversión fija bruta contribuyó significativamente a dicha expansión. Al mismo tiempo, el consumo privado, el cual es el principal componente de la demanda agregada al representar 2/3 del PIB, mantuvo una tendencia ascendente en los primeros tres trimestres del año. De hecho, no ha dejado de crecer a partir del 3T20, cuando se empezó a “normalizar” la actividad económica, tras el inicio de la pandemia por Covid-19.
A pesar de que todavía no se tiene completa la información del 4º trimestre, podríamos intuir que el gasto de los hogares posiblemente logró expandirse algo más al cierre de 2023. En primer lugar, de acuerdo con el Inegi, en octubre pasado, los ingresos totales de las empresas que se dedican al comercio al por menor rebotaron 0.8% a tasa mensual y con cifras ajustadas por estacionalidad, tras haberse debilitado entre julio y septiembre; a tasa anual, se aceleraron de 2.6 a 2.7%.
En segunda instancia, el índice de confianza del consumidor durante diciembre se mantuvo en niveles relativamente elevados, pese a que se moderó ligeramente respecto a noviembre, al pasar de 47.2 a 46.8 puntos. Incluso, el promedio del índice para el 4T23 (46.7) fue marginalmente mayor al del 3T23 (46.6). En principio, esto sugeriría que los hogares habrían continuado percibiendo condiciones favorables para el gasto a finales del año pasado. En particular, los encuestados reportaron estar relativamente optimistas en cuanto a las expectativas para los próximos 12 meses de la situación familiar y personal, la capacidad de ahorro y la abundancia de empleos.
Una vez dicho lo anterior, es importante acotar que, tradicionalmente, el índice de confianza del consumidor debería de interpretarse de la siguiente manera: lecturas por encima de los 50 puntos, como una señal de confianza; lecturas por debajo de los 50 puntos, como una señal de desconfianza. Sin embargo, desde abril de 2001 -cuando el Inegi inició la publicación- a diciembre de 2023 -última observación disponible- el indicador jamás ha superado los 50 puntos. Entonces, aunque pudiera ser algo simplista, podríamos usar el promedio histórico (39.9 pts.) como un umbral para intuir qué tan “optimistas” o “pesimistas” se encuentran los hogares mexicanos al evaluar las condiciones para el gasto.