#ElManifiestoNoticias | Esta es la sexta erupción que sacude Islandia desde diciembre. La anterior se produjo hace dos meses y duró más de tres semanas.
volcán entró en erupción el jueves en la península de Reikjanes, en el suroeste de Islandia, arrojando lava caliente al aire, el sexto episodio de este tipo desde diciembre en la región, informaron las autoridades.
Una erupción ha empezado en Sundhnúksgígar», señaló la Oficina Meteorológica de Islandia (IMO) en un comunicado.
La erupción comenzó a las 21:26 GMT tras una serie de movimientos sísmicos, agregó
En una retransmisión en directo desde el lugar se ve la lava naranja que emerge de una larga fisura e ilumina la columna de humo que se eleva hacia el cielo.
IMO explicó que no había podido calcular la longitud de la fisura.
Es la sexta erupción que sacude esta zona desde diciembre. La anterior se produjo hace dos meses y duró más de tres semanas.
Los medios islandeses informaron de la evacuación del cercano pueblo de pescadores de Grindavík, como había ocurrido en las erupciones previas. Estas fuentes no precisaron cuántas personas se vieron afectadas.
La península de Reikjanes llevaba ocho siglos sin erupciones hasta marzo de 2021, cuando la actividad volcánica reapareció.
Desde entonces, estos fenómenos han sido recurrentes y han llevado a los vulcanólogos a advertir de una nueva era de actividad sísmica en la península.
Islandia cuenta con 33 volcanes activos, el mayor número en Europa.
Esta isla cercana al Polo Norte se encuentra en la dorsal mesoatlántica, una grieta en el fondo del océano que separa las placas tectónicas euroasiática y norteamericana.
Erupciones en Islandia
Islandia, conocida por su impresionante paisaje volcánico, ha experimentado una serie de erupciones volcánicas en los últimos años, reforzando su reputación como una de las regiones más activas geológicamente en el mundo.
Las erupciones recientes han puesto de manifiesto tanto los desafíos como las oportunidades que estos fenómenos naturales presentan para el país.
Desde 2021, la península de Reykjanes, al suroeste de Islandia, ha sido testigo de varias erupciones volcánicas, siendo la más significativa la de Fagradalsfjall. Este volcán, que permaneció inactivo durante 6 mil años, entró en erupción en marzo de 2021, desencadenando flujos de lava espectaculares que se extendieron por varios kilómetros.
La erupción, que duró varios meses, atrajo a científicos y turistas por igual, convirtiéndose en una atracción mundial.
Los volcanes de Islandia, situados en la dorsal mesoatlántica, una zona donde las placas tectónicas de América del Norte y Eurasia se separan, son responsables de aproximadamente un tercio de la producción de lava terrestre del planeta en los últimos 500 años, según el Servicio Meteorológico de Islandia (IMO).
Esta actividad volcánica, aunque peligrosa, es parte integral del ecosistema islandés y ha dado forma a su geografía única.
Sin embargo, las erupciones volcánicas en Islandia no solo son un espectáculo visual, sino que también plantean serios riesgos para la población y el medio ambiente.
En 2010, la erupción del volcán Eyjafjallajökull provocó una inmensa nube de ceniza que se extendió por gran parte de Europa, interrumpiendo el tráfico aéreo y afectando a millones de personas. Esta erupción resaltó la vulnerabilidad de las infraestructuras modernas ante los fenómenos volcánicos.
Los científicos islandeses, en colaboración con expertos internacionales, monitorean continuamente la actividad sísmica y volcánica en la región. Utilizando tecnología avanzada como sensores de gas y sismógrafos, el IMO trabaja para predecir futuras erupciones y mitigar sus efectos.
A pesar de los riesgos, la actividad volcánica también ofrece beneficios económicos y turísticos a Islandia.
El país ha capitalizado su geografía volcánica mediante el desarrollo de rutas turísticas y la promoción del turismo geotérmico, aprovechando las aguas termales y las impresionantes vistas que rodean estos paisajes volcánicos.
Las erupciones en Islandia siguen recordando al mundo la poderosa fuerza de la naturaleza y la necesidad de un equilibrio entre la coexistencia humana y los fenómenos geológicos inevitables.