#ElManifiestoNoticias | El debate presidencial que se realizará este domingo no debe ser una guerra de dimes, diretes y acusaciones, se afirmó en el Editorial del Semanario Desde la fe.
El debate presidencial que se realizará este domingo no debe ser una guerra de dimes, diretes y acusaciones, porque quien obtenga el cargo presidencial no debe basar ese resultado en una guerra sucia o de estrategias de dividan a la sociedad, se afirmó en el Editorial del Semanario Desde la fe.
El debate presidencial es un espacio en el que las palabras deben convertirse en propuestas y compromisos tangibles, y no en una guerra de dimes y diretes o acusaciones.
“La elección de quien ocupe la presidencia no debe basarse en el resultado de una guerra sucia, de golpes bajos, o estrategias que solo alimenten la división en el país”, se indicó en la publicación de la iglesia católica.
Agregó que la política no se trata de imponer una sola visión, sino de buscar consensos, por lo que en el debate se espera una contienda limpia.
La política no se trata de imponer una visión unilateral, sino de buscar el consenso y la colaboración. Esperamos que el debate presidencial sea un punto de inflexión que aleje este proceso de los golpes bajos y la guerra sucia y nos permita ver un juego limpio entre los aspirantes a la presidencia”, se planteó en Desde la fe.
En el documento se explicó a los fieles que en el debate las candidatas Claudia Sheinbaum Pardo, Xóchitl Gálvez Ruiz, y el aspirante Jorge Álvarez Máynez, buscarán, a través de seis grandes temas, delinear cuál es “la sociedad que queremos”, título que lleva este primer encuentro organizado por el Instituto Nacional Electoral (INE), con preguntas enviadas por los votantes.
La iglesia católica explicó que, a través de los Diálogos por la Paz, se ha escuchado a la sociedad y ahora se convocó a las y el candidato presidenciales, lo que ha representado un acto de unidad y compromiso en la búsqueda de la paz y de una mejor sociedad.
Invitamos a los candidatos presidenciales a ocupar este debate para privilegiar las propuestas claras, concretas, que pongan por delante el bien común, y que el voto se conquiste a partir de estrategias políticas inteligentes y necesarias, fundamentadas, que pongan al centro a quienes más sufren hoy.
“Un debate respetuoso y constructivo, alejado de los ataques personales y las descalificaciones, fortalece el proceso democrático y hace sentir a los ciudadanos que son escuchados en sus demandas, algo que es imposible cuando se cae en confrontaciones estériles”, se indicó.